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La isla de las esculturas

Cuando hablamos de los jardines de la ciudad de Valencia, por razones obvias, las mentes se tiñen de verde. La vegetación es lo que marca a cada parque y jardín de la capital del Turia. Pero también hablamos de la gran mezcla y variedad que ofrecen los mismos. Ferias, agua, parques históricos de toboganes, piscinas, paseos en barca, todo tipo de árboles, carril bici, conciertos y festivales de música y hasta un circuito para los más pequeños y las más pequeñas. Jardines, cultura y diversión. Pero a esta ecuación le falta un elemento: el arte.

 

Paseando por el Jardín del Turia podemos encontrar todo tipo de cosas. Desde un parque como el Parque de cabecera hasta campos de fútbol y de béisbol para realizar deporte. Sus 16 tramos ofrecen una mezcla de verde con vida que ejemplifican y demuestran lo que es la nueva Valencia. Pero, una vez llegamos casi al final del paseo, nos iremos cruzando con más de una escultura que llamará nuestra atención. Será concretamente al llegar al tramo 15, antes de alcanzar la Ciudad de Las Artes y las Ciencias, el Hemisfèric o el Palau de Les Arts. Hablamos de la Isla de las Esculturas.

 

 

Los artistas valencianos Lucas Karrvaz y Antonio Marí fueron los encargados de dar vida a estas esculturas que, rodeadas de árboles de todo tipo, recuerdan a la Valencia antigua. Con sus esculturas, ambos artistas quisieron y lograron recrear la tecnología histórica utilizada antiguamente en las labores del cultivo, del regadío y también de los diferentes trabajos artesanales que se realizaban hace años. De hecho, cada uno fue eligiendo un tema relacionado con estos ítems para que la variedad fuera la tónica dominante de esta isla y, además, para que se notara la mano de ambos.

Una azada, un pescador, la caza, la escritura o el fuego son algunos de los temas y detalles que iremos encontrando en el camino del tramo 15 del Jardín del Turia. Hasta un pastor vigilará los pasos que vayamos dando por el tramo disfrutando de esta isla de las esculturas tan armoniosa como complementaria. Y, por supuesto, añadiendo el verde y la mezcla con el azul del río que le dan un toque más que diferente a este trayecto. Con este paseo marcado de arte y vegetación casi pondremos fin a un paseo por uno de los jardines más icónicos de toda la ciudad de Valencia.